Vanessa Peixeiro es una mujer joven (22 años), valiente, madre y ganadera. Se crió en la casa familiar de Agüera, en la parroquia de San Cucao (Llanera), la misma que levantó su abuelo, y dónde hoy vive con el resto de su familia: sus padres, su marido y sus dos pequeñas, de 5 y 3 años. En casa siempre hubo vacas, que en los tiempos de sus abuelos eran de leche (llegaron a tener más de 130), “pero tuvieron que hacer un vacío por tuberculosis, y se pasaron a la carne”. El negocio pasó a su padre, pero cuando Vanessa tenía solo 18 años, él enfermó gravemente y empezaron a vender los animales. “A mí se me partía el alma al ver como se llevaban las vacas, así que cuando quedaban solo seis, no pude aguantar más, y decidí quedármelas”. Con el dinero que recibió por la incorporación compró nuevas vacas, y salvó la ‘ganadería Pinón’ que hoy, 4 años después, suma 32 animales de la raza Asturiana de los Valles.
