Carolina Castro Fernández de TuriTaxi Cuideiru: “Vivir en Asturias es un sueño hecho realidad”

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Probablemente, la expresión ‘la España vacía’ -que hoy en día insistimos en denominar ‘la España vaciada’- siempre estuvo ahí. Pero fue el escritor y periodista Sergio del Molino quien la puso sobre la palestra. En 2016 publicó un ensayo del mismo título, que marcó un antes y un después a la hora de mover conciencias y mostrar el abandono que sufre más de la mitad del territorio nacional. Esa España rural, huérfana de escuelas, de médicos, de carreteras y, sobre todo, de oportunidades. De acuerdo con los datos del estudio Emprendedoras Rurales en España, Análisis con datos GEM 2021-2022, elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de España con datos de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en colaboración con la Empresa Nacional de Innovación (ENISA) y Coca-Cola, asevera que las iniciativas empresariales de las mujeres en la España rural se convertirán en una indudable influencia para el desarrollo económico en los próximos años, lo que contribuirá a frenar la despoblación.  Y es que el 20% de las mujeres de entornos rurales con edades comprendidas entre 18 y 64 años se encuentran inmersas en alguna de las fases del proceso emprendedor, un porcentaje que indica que para una de cada cinco el emprendimiento es una forma idónea de desarrollar un proyecto profesional para enraizarse en su territorio. Carolina Castro Fernández, veterinaria, nacida hace casi 40 años en Madrid es una de ellas.

Hay pocas revoluciones equiparables a las que han protagonizado las mujeres a lo largo del siglo XX y primeros años del XXI. Cuando hace más de 90 años, durante la Segunda República, Dolores Trabado se puso al volante de un taxi en Pontevedra no imaginaba que muchas más seguirían sus pasos en un sector que aun hoy sigue siendo mayoritariamente masculino. Hace dos años, en plena crisis por la Covid-19, Carolina instauró en Cudillero, municipio materno, TuriTaxi Cuideiru, un taxi al uso que, además, ofrece visitas guiadas a los turistas. “Siempre tuve claro que quería vivir en un pueblo. No sabía dónde, pero en un pueblo”, y la casualidad la devolvió a sus raíces. “Siempre nos gustó Asturias. Nunca perdimos el vínculo. Veníamos todos los veranos. Mis abuelos tenían ganado y había que ayudar con la hierba. O veníamos en el puente de diciembre y la Navidad, siempre estábamos en época de matanza”. Y es que cada empresaria rural es una historia casi siempre ligada a su tierra, a su origen y a su ímpetu por permanecer. “A pesar de haberme criado en Madrid siempre fui muy rural. Estudié Veterinaria porque quería vivir en el medio rural. Cuando empecé en la Facultad fui consciente de lo que me agobiaba Madrid. Vivir en Asturias, en la casa de mi abuela, donde nació mi madre, para mi es un sueño hecho realidad”. El núcleo de San Cosme es su hogar. “No me gustaría vivir en ningún otro lugar”.

Tras emplearse durante dos veranos en una empresa de coches de alquiler del Aeropuerto de Asturias, Carolina se fijó en el servicio de taxi turístico que se ofrece en el oriente de Asturias. “Pensé que con lo turístico que es Cudillero sería una buena idea con la que emprender”, además tenía vinculación con el sector. Su padre fue taxista en Madrid durante 45 años. El bosquejo quedó en el aire hasta que en febrero de 2020 “vi que se traspasaba una licencia de taxi en el concejo” y el proyecto cobró forma, con ayuda con cargo a los fondos Leader. En noviembre, salvando obstáculos burocráticos, comenzó a rodar. “Ha ido todo surgiendo espontáneamente”, ríe. “Justo cuando nos casamos, hace 12 años, a mi marido le surgió un traslado laboral para Asturias”. Luego, “tuve que dejar aparcada la profesión de veterinaria por la maternidad; requiere mucho tiempo y dedicación que con los niños no es compatible”. Cuando sus dos hijos, Rosario y Mael de 11 y 7 años respectivamente, fueron “un poco autónomos” aterrizó en el aeropuerto, entorno en el que se gestó su empresa. Hoy, después de mucho trabajo y tesón, gestiona, en colaboración con su marido, Jorge, dos licencias de taxi y, además, “tuve que contratar a una persona más para que me haga las mañanas de lunes a viernes porque hay mucha demanda y poder así conciliar”.

Diversidad

El taxi de Carolina está adaptado para personas de movilidad reducida. Catalogado como Eurotaxi, tiene capacidad para 8 personas. Por ello, realiza una de las rutas del centro de día de la villa pixueta. “Me gusta mucho la diversidad que tiene el taxi”. Por las mañanas, los usuarios son en su mayoría “gente mayor que va a la compra o al Centro de Salud”. Además, los ancianos de la ruta del centro de día “casi siempre son los mismos. Ya nos conocemos, nos contamos cosas, ya sabemos nuestras vidas”. Por las noches, está la gente joven. Este último verano, al levantar las restricciones tras el Estado de Alarma “prácticamente he trabajado todas las noches de lunes a domingo. Me he recorrido todas las fiestas”, explica con una carcajada. De hecho, como anécdota la taxista destaca que algún que otro chaval “me decía que ponía mejor música que el DJ de la fiesta”.

En general, “me gusta mucho el trato con la gente”. Nombra infinidad de personas, una clientela fija, todas para ella de suma importancia, desde las que acompaña al médico porque se han quedado solas hasta las que recoge para ir a la peluquería, pero hay una, sin duda, que le ha dejado huella. A mediados de este mes falleció. Se trataba de Santiago ‘El Xe’, un patrón de barco pixueto que llevaba 5 años sin ver el mar. “Vivía en una residencia y estaba en silla de ruedas. Al disponer el concejo de un taxi adaptado empezó a salir, y no sabes lo gratificante y emocionante que es participar en esos momentos”.