Capturando la esencia de lo natural de las plantas

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Unas manos con ganas de explorar los límites de una práctica milenaria retratan un nuevo pero ancestral modelo en artesanía. Su técnica sigue vinculada a la tradición pero sus líneas han cambiado. Son modernas y limpias, y se aventuran con diferentes formatos. Es decir, ha evolucionado hacia un diseño de primera línea que atrae a un público con un gusto especial por productos únicos. La artesanía es, más que nunca, la clave de la exclusividad. Aunque en el pasado el entorno rural estaba más vinculado a labores tradicionales y esenciales como lo es la agricultura o la ganadería, hoy en día cada vez son más las mujeres que apuestan por emprender en diferentes sectores donde la constante innovación y la creatividad es fundamental para avanzar y desarrollar nuevas actividades. Emprender es una carrera de fondo repleta de incertidumbres. Emprender siendo mujer añade las sombras de la desigualdad estructural y la conciliación pero hay factores con más peso, como la conciliación, que las empuja a instaurar su propia actividad empresarial. Eider Goñi nació en Guipúzcoa pero desde hace 13 años está afincada en El Remedio, concejo de Nava. Tras transitar por las artes gráficas, hace un año decidió crear Urdiña Cianotipia para “poder conciliar y disponer de horarios flexibles”. En definitiva, “ser dueña de mi tiempo. Estoy donde quiero estar. Estoy encantada, yo elegí este emprendimiento creativo, esta salida laboral”.

La inspiración “te tiene que llegar trabajando. Sobre el terreno”. Su día a día es “trabajar por la mañana en el taller mientras las niñas están en el colegio pero realmente mi día en el trabajo empieza la noche anterior”, cuando Eider prepara los soportes, el material que voy a utilizar al día siguiente, “porque no les puede dar el sol y tienen que secar”.

Estudió Grabado y Técnicas de Estampación en la Escuela de Arte de Oviedo y, años después completó su formación con la Promoción de Igualdad de Género. En realidad, “la cianotipia laboralmente se cruzó en mi camino por estas dos disciplinas. En la parte de científicas olvidadas de la historia, conocí a la botánica británica Anna Atkins -primera fotógrafa de la historia-, quien publicó el primer libro editado solo con fotografías que había tomado a través de la cianotipia, una técnica que  inventó en 1842 el matemático y astrónomo inglés, John Herschel (1792-1871) cuando experimentaba con sales de hierro fotosensibles la técnica de revelado de fotos.

Este curioso proceso de grabado se debe a una reacción química. Para conseguirlas se debe mezclar ferrocianuro de potasio con citrato de amonio y hierro. La solución resultante será fotosensible, es decir, que reaccionará ante el impacto de la luz del sol. Así, podría definirse como un proceso fotográfico o proceso de copiado de negativos que da como resultado imágenes fotográficas -copias negativas- en color azul, originales y realmente bonitas. “Son fotografías. Y las haces una a una. Por mucho que utilices la misma planta no te va a quedar igual una que otra. Solo la forma en que repartes el químico por la pieza ya lo cambia. Cada pieza es única”. Por ello, lo “voy trasladando a diferentes soportes y le voy dando diferentes utilidades”. Un proyecto con alma, y todo lo que hace Eider es inimitable con detalles al alcance  de todos los ojos: “La parte botánica la intento poner en valor con aquellas plantas que vemos todos los días y que no les damos aprecio, que no vemos su belleza como el helecho, la graminea o incluso una berza”, ríe.

“Necesito darle una utilidad a lo que hago”. Por ello, estampa en textiles, como estuches, monederos o fulares, bisutería, como pendientes o colgantes, o en papelería, como son sus característicos cuadernos y marca páginas. Puedes encontrar sus piezas a través de las redes sociales. Entre sus objetivos, “a medio plazo está abrir la tienda on line”. Mientras tanto, se encuentra tramitando el carnet de artesana “porque todo lo hago yo misma y con las manos, una a una cada pieza”. Y es que “una de las cosas que más me gusta de Urdiña Cianotipia es poder hacer cada día labores diferentes. Puedo estar estampando tela y, de repente volver al papel o montar unos pendientes”.

Como complemento a su emprendimiento, y “una parte muy importante”, son los talleres. “En primavera y otoño, tras acabar con los mercados, doy talleres de cianotipia con lámparas de rayos uva que simulan los rayos del sol”. Los imparte a través  de ayuntamientos, colegios, asociaciones o particulares, se adapta a las exigencias de los interesados.