Carmen Quintanilla, pta. de Afammer: “30 años después de Pekín, seguimos avanzando hacia la igualdad real de las mujeres rurales”

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Por Carmen Quintanilla Barba, presidenta nacional de AFAMMER y Parlamentaria de Honor y Miembro Permanente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa

Este 8 de marzo, al conmemorar el Día Internacional de la Mujer, me vienen a la memoria muchos momentos y muchas mujeres.

Pienso en aquellas con las que he compartido luchas, en las que rompieron barreras antes que nosotras y en las jóvenes que hoy recogen el testigo para seguir avanzando. Porque la igualdad es un camino que recorremos juntas, generación tras generación, sin olvidar nunca de dónde venimos ni todo lo que hemos logrado.

Uno de esos hitos históricos fue la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Pekín en 1995, donde AFAMMER estuvo presente junto a miles de organizaciones de mujeres de todo el mundo.

Allí se trazó la hoja de ruta global para alcanzar la igualdad real de oportunidades, un compromiso internacional que marcó un antes y un después en la defensa de nuestros derechos. Pero lo que sucedió en Pekín no quedó solo en palabras.

Fruto de aquel impulso y del trabajo incansable de quienes creímos que la voz de las mujeres rurales debía ser escuchada, en 2007 se proclamó el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Un reconocimiento que no fue un regalo, sino el resultado de años de lucha y de reivindicación.

Han pasado 30 años desde aquel momento clave, y aunque hemos avanzado, la realidad nos demuestra que aún queda mucho camino por recorrer. Las mujeres siguen encontrando obstáculos que les impiden acceder en igualdad de condiciones a derechos básicos como el empleo, la educación, la financiación o la representación política.

Y si hablamos de las mujeres rurales, las desigualdades son todavía más profundas. Ellas, que sostienen el mundo con su trabajo en el campo, en sus hogares y en sus comunidades, siguen siendo invisibilizadas y excluidas de los espacios de decisión.

Por eso, este año AFAMMER vuelve a Naciones Unidas, a la 69ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, para seguir alzando su voz. El próximo 14 de marzo organizamos el evento paralelo «Mujeres Rurales en el mundo: 30 años desde Pekín», en la sede de Naciones Unidas para analizar los avances logrados y los desafíos aún pendientes.

Queremos que se reconozca el papel fundamental de las mujeres rurales en la sostenibilidad del planeta y en la lucha contra el despoblamiento, pero también queremos soluciones reales: igualdad en el acceso a la propiedad de la tierra, que puedan conciliar su vida familiar y profesional sin renunciar a su desarrollo laboral, que la brecha digital no siga relegándolas a un segundo plano y que la violencia machista no sea una barrera que les impida vivir en libertad.

Sabemos que sin políticas eficaces, sin un compromiso real de los gobiernos y sin una sociedad que impulse el cambio, la igualdad seguirá siendo una utopía.

No podemos permitir que pasen otros 30 años sin lograrlo. La igualdad no es un privilegio, es un derecho, y es nuestra responsabilidad garantizar que llegue a todas, sin importar dónde vivan ni cuál sea su situación.

Hoy seguimos trabajando con el mismo espíritu con el que llegamos a Pekín en 1995: con la convicción de que la igualdad es posible y con la firme determinación de hacerla realidad. Seguimos sembrando futuro, cosechando sueños.