Eliana García, inicio de una biografía ganadera

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El término tradición encierra, en muy distintas áreas de la vida humana, la idea de los modos de hacer las cosas que la sociedad considera convenientes de preservar en el tiempo, y que por lo tanto se transmiten de generación en generación. Las tradiciones pueden tratarse de costumbres, usos, pautas de convivencia o consideraciones en torno a lo religioso, lo jurídico o lo cultural. No obstante, en todos estos casos se trata de un modelo mental heredable. Es decir, de un paradigma que se preserva en el tiempo a través de su repetición. Por ende, al hablar de que algo, o alguien, es tradicional, significa que se apega o que valora el modo acostumbrado, heredado, de hacer las cosas. Además, las tradiciones forman parte de la identidad de las sociedades; de los patrones y creencias que componen la idiosincrasia o forma de ser de los pueblos. Existen tradiciones únicas, específicas de una sociedad, y también otras compartidas por los pueblos que poseen un origen común o que comparten características históricas y culturales, como por ejemplo la tradición ganadera, que muchos dicen que es lo habitual, que se hereda. Cierto, pero también alguien tiene que ser el primero. El que inicie. El que comience: Eliana García nació hace 19 años en Gijón. Pero desde los 6, cuando “mi abuelo compró una finca en Villaviciosa porque quería que tanto mi hermana como yo tuviésemos la experiencia de estar en el pueblo. De vivirlo”, su pasión por los animales, especialmente por la pita pinta, no hizo más que ir en aumento.

Aún sin tener vinculación alguna con el sector ganadero se formó en el ámbito.  Estudió el ciclo de Ganadería y Asistencia Sanitaria en el IES de Luces, concejo de Colunga, y tiene la idea de futuro muy clara: “trabajar con las vacas. Lo ideal sería encontrar un trabajo estable relacionado con la ganadería y compaginarlo con el manejo en los concursos ganaderos”.

Y es que a su padre, Elí García, “siempre le gustaron los animales y desde pequeña siempre me llevó por todo Asturias de un concurso a otro aunque en mi casa nunca hubo ganado mayor”. De hecho, recuerda que una de sus primeras palabras fue ‘vaca’. La manejadora recalca que “todo lo que soy es gracias a él”.

Los concursos de ganado frisón son una de las herramientas más eficaces para dar a conocer el trabajo de los ganaderos en particular y de la competitividad del sector en general. En ellos, participan las mejores reses de las explotaciones y se muestra año a año cómo ha ido mejorando la cabaña. Unas descansan. Otras son acicaladas entre geles para abrillantar ubres o corta pelos, incidiendo en la parte del lomo para que quede lo más recto y levantado posible. Les otorga una apariencia más fina y estilizada. Algunas se desplazan, con su caminar lento y elegante, rumbo a la pista mientras esperamos Eliana en el marco de la competición ganadera de Agropec de la raza Parda, donde colabora con las ganaderías de forma voluntaria sacando las vacas al ruedo “para coger experiencia. Al no tener ganadería propia es complicado conseguir el dominio que te da trabajar día a día con animales”.

Eliana explica que cuenta con la ayuda de su amiga Noelia Ronderos, de Tineo, que tiene ganadería familiar propia y le permite vivir el trabajo y manejo de las reses desde dentro: “Estoy como una más. Trabajando en lo que se necesite. Aprendo mucho y estoy muy agradecida”. Es más, las primeras vacas de raza Frisona que manejó de manera profesional fueron de la Ganadería Ronderos y García hace un año. Desde entonces, “empecé a trabajar con diferentes ganaderías. En el concurso de Tineo me vio mucha gente y me empezaron a llamar. Los concursos de Asturias ya los tengo todos reservados menos Tineo que voy con Noelia”.

Escuela de Preparadores

Y es que, como su nombre indica, los concursos son competiciones. Solo puede ganar uno. Con todo lo que eso implica de positivo y de negativo tanto para los animales como para las explotaciones que representan. Pero, más allá de lo que el público ve en la pista, hay toda una preparación previa de un arduo trabajo con el animal durante meses y meses y un proceso de trabajo durante el certamen. “Voy a los concursos a trabajar con ganaderías que me llaman para preparar los animales o bien para atenderlas día a día”. La joven también se instruyó en la Escuela de Preparadores y de Jueces de CONAFE. Pero lo importante, como en otras actividades son las horas de práctica para conocer bien el trabajo. Por ello, “siempre que puedo me ofrezco para sacar los animales a pista. Como manejadora aún me estoy formando”. Aun así, la joven ya viaja a nivel nacional acompañando a las vacas.