Ángel Berdasco Rodríguez de Ganadería Peire de Fonceca (Cangas del Narcea)
La Ganadería Peire es sin lugar a dudas un ejemplo de progreso, perseverancia, ilusión y futuro. Dicen que la constancia es la virtud por la que las cosas dan su fruto, y en esta ganadería actualmente ya los están recogiendo. El joven Ángel Berdasco está al frente de una ganadería de 167 animales de la raza Asturiana de los Valles, “y subiendo”, ya que faltan las crías que lleguen en los próximos partos. Cuenta con el apoyo de su pareja, Diana Suárez Bustelo, que apenas lleva un año en el pueblo, pero que ya les ha “perdido el miedo a las vacas” e incluso está estudiando a distancia auxiliar de veterinaria.
Los padres de Ángel, Silvia Rodríguez y José Manuel Berdasco tuvieron que afrontar numerosas adversidades. En un pueblo de Cangas de Narcea donde el acceso por carretera tardó en llegar y en el que los inviernos además de duros hace años se afrontaban con cortes de luz según la meteorología, hicieron frente en el año 1983 a un incendio que les dejó sin nada, así como posteriormente y ya recuperados del duro varapalo y con la ganadería en marcha, el saneamiento llevó sus vacas cercanas al parto por varios animales dudosos de brucelosis, incluido un lote preparado para concurso con el que contaban participar en el Nacional de Asturiana de los Valles. Su hijo, Ángel Berdasco, tenía claro que su futuro estaba en la ganadería y con 20 años a través de un Plan de Incorporación se puso al frente de la empresa ganadera aumentando el número de animales.
De aquella primera cuadra de la que sus padres disponían pasaron a una nueva nave hace 12 años, ya que llegaron a tener 40 vacas. Hade dos años, coincidiendo con su incorporación, Ángel hizo una nueva nave que ya cuenta con una parte dedicada a cebadero de terneros que vende a Alimerka cuando alcanzan los 15 meses. Dispone de todo tipo de maquinaria: un tractor pequeño y tres grandes, dos cubas (8.000 y 3.000 litros), una plataforma grande para rollos, remolque, ensiladora, rotovator, arado, disco de siega grande, y un esparcidor recién adquirido.
La Ganadería Peire continúa con la tradición de la trashumancia, y en verano llevan algunos animales a El Villar en Rioscuro (Villablino). Las 21 vacas trashumantes ya están de regreso y aún por los pastos, “aunque con la sequía poco tienen para comer”, afirma Diana Suárez. Las vacas se meten a la cuadra en noviembre hasta mediados de marzo. Aunque están aún en los pastos se les complementa la alimentación con tacos y en Vallina, otra zona donde tienen animales “se les da también silo de hierba”. Aunque hacen un poco de hierba seca, compran tanto paja para los terneros como para las camas de los animales. Son clientes de Suroccidente Agrícola donde adquieren el pienso, tacos y el forraje necesario para la ganadería, que cuenta con tres toros y solo requieren de inseminación artificial puntualmente si es necesario.
Los concursos de Asturiana de los Valles es la gran pasión de Ángel Berdasco “desde guaje” y acude a todos los que puede: Tineo, Xedrez, Cangas de Narcea y también al Nacional celebrado en su municipio. “Siempre te aporta ilusión para mejorar tu ganadería y en los concursos hay mucha competencia. Los animales de concurso se miman más, comen pienso todo el año, e intentas conseguir buenas crías. Siempre contamos con ocho o diez animales de concurso y el objetivo y recompensa al trabajo del año es conseguir algún premio”, explica Ángel. Y como en todas las ganaderías siempre hay un animal especial, en este caso es Medalla, la joya de la corona, que ya desde novilla les dio alegrías con numerosos premios.
A corto plazo Ángel Berdasco planea continuar aumentando su ganadería, al menos hasta las 200 cabezas y más adelante espera poder tener un cebadero, aunque cree que “sin ayudas” será difícil sobrevivir a largo plazo. Con respecto a Diana Suárez Bustelo, después de decidirse a venir a vivir a Fonceca tras estudiar y trabajar en Gijón, pertenece a ‘Ganaderas en Red’, un grupo de Facebook donde reivindican los derechos de la mujer del campo. Ángel y Diana continúan formándose con cursos que les aporten conocimientos para mejorar su ganadería. Ellos aportan juventud, ilusión y apuestan por el progreso en un pueblo de apenas diez habitantes.