El llagar gijonés inauguró ayer su producción limitada “Sidra sobre la madre” y pone en valor el trabajo y dedicación de un colectivo relegado, muchas veces, a un segundo plano. “Para este homenaje me inspiré en las mujeres de mi casa. Manos, corazón y espíritu a disposición del negocio y de la familia. Lo vi toda la vida y sentí que había que darles visibilidad”. Quien así habla es Yolanda Trabanco, directora de marketing de Sidra Trabanco y cuarta generación al frente de la empresa familiar. “Antes siempre se hablaba del chigre de fulano o del llagar de mengano, pero el esfuerzo y el trabajo de las mujeres que había tras la barra o los fogones eran muy poco reconocidos,” coincide Samuel Trabanco, padre de Yolanda y gerente del Grupo Trabanco. “La sidra lo que pide es estar juntos y nada une más que una madre” remarca el llagarero. Padre e hija fueron los encargados de presentar los premios Madres de la Sidra 2020, celebrados en el llagar Casa Trabanco
Las galardonadas fueron: Virtudes Izquierdo, de la sidrería Guaniquei; Ana Bella Arenas, de la sidrería Asturias; Carmen Cerdeiro, de la sidrería Cabranes; Graciela Nozal, de la sidrería Romy; María Luisa García, de la sidrería Casa Marisa; María José Coalla, de la sidrería Casa Fede y Mónica Díaz, en calidad de madre honorífica de la sidra. Esta última perdió a su padre y a su marido y destacó la gran afición que ambos profesaban por la sidra. “Hay que agradecer a Trabanco que ponga cara y voz a historias como estas”, afirmó.
Por su parte, Yolanda Trabanco señaló que “pensamos en esas chigreras que han pasado casi siempre su vida trabajando en silencio a la sombra de sus maridos, yernos o hermanos, quienes eran los que se llevaban el mérito. Como hija de chigrero y de llagarero, sé muy bien el sacrificio que esto implica. Nos pareció una gran idea reconocer a estas mujeres y nos extrañó que nunca nadie lo hubiese hecho antes”.
El acto destacó por su emotividad. Las siete mujeres premiadas, arropadas por sus familias, recibieron el reconocimiento al trabajo de toda una vida en pro de la sidra, además de un ramo de flores y una placa conmemorativa. Enrique Fernández, consejero de Industria, Empleo y Promoción Económica y de Begoña López, directora general de Desarrollo Rural e Industrias Agrarias del Principado estuvieron presentes en el evento.
Primera espicha del año
Las instalaciones que la empresa tiene en Lavandera acogieron, además del homenaje y la
presentación de su sidra de producción limitada, la primera espicha con la primera elaboración de la temporada. “La sidra no se entiende si no se comparte”, subraya Yolanda Trabanco, para quien el presente año “ha sido muy duro y triste al haber estado tanto tiempo confinados”.
Las medidas de seguridad también se han hecho un hueco en este tipo de celebraciones y, para la ocasión, los vasos fueron personalizados con cintas de diferentes colores y los escanciadores usaban una especie de soportes para no tener que tocarlos a la hora de echar la sidra. Las mascarillas, la distancia de seguridad y el gel desinfectante fueron los tres nuevos elementos con respecto a la edición anterior. “Esta nueva situación nos obliga a tener que ser solidarios con nosotros mismos y con nuestro entorno”, afirma Trabanco al respecto.
Recuerdos de infancia
La “Sidra sobre la madre” es, en palabras de Samuel Trabanco, “muy difícil de conseguir. Es muy importante acertar en la selección de las manzanas porque luego no se puede rectificar”. El arraigo a la tradición familiar está presente en esta sidra de producción limitada. “Hacemos Sidra sobre la Madre por una cuestión de recuerdos de infancia. Mi tío y mi abuelo se encargaban de elegir qué manzanas le irían mejor a la sidra, que al no llevar trasiego, tiene un sabor aromático, joven y frutal”, explica Samuel, para quien lo importante es “alcanzar el mejor punto de maduración”. “Según pasen unos meses se oxidará más y perderá esa frescura que buscamos, por eso es de edición limitada”, apunta Yolanda Trabanco quien destaca que “la Sidra sobre la Madre es la más importante que tenemos en el año y muy compleja de hacer”.
En cuanto a la presente añada y ante las dificultades que ha supuesto la Covid-19 para la
producción de sidra, el llagarero gijonés reconoce que “fue un año muy atípico y difícil para todos. Tuvimos que improvisar un poco pero yo creo que salió una sidra para salvar el expediente”.